HelenaDl03

Erase una vez una familia que siempre aparentaba. Erase una vez una niña que triste se encontraba. Erase una vez unas lágrimas olvidadas. Erase una vez unas escenas que nunca nadie quiso que fuesen recordadas. Se temía, se ignoraba, se defendía, se evitaba. Entre gritos, lloros y odio convivían cada uno de los miembros de esa familia. Esta niña creció, pues, aprendiendo que a nadie con todo ello debía ir entristeciendo. Por lo que callaba, actuaba y sonreía, con la idea de mostrar que ella, sin lugar a dudas, serena se mantenía. Pero cuando la noche daba su entrada toda e

Once upon a time a family that always feigned. Once upon a time a little girl who was distressed. Once upon a time a forgotten tears. Once upon a time memories which remembered have never been. It was afraid or ignored, it was defended or avoided. Between screams, cries and hate lived each of the members of that family, all the time. This girl grew up, thus learning that nobody, about this, shouldn’t knowing. So she kept quiet, acted and smiled, with the idea of showing that she was in calm. But every night when she slept was always destroyed all that strength. It was defended or avoided, it was afraid or ignored. Once upon a time a

Es una lluviosa y fría noche de Noviembre, en la cual dos amantes desvelan sus pensamientos más secretos que tan recelosos custodian por temor. Embriagados por el alcohol, amordazan la razón y destruyen cualquier acto de cordura. Él por deseo y atracción, ella porque lo ordena su corazón. Aspiraciones rápidas y suspiros robados, en una oscuridad privada y habitada por un silencio tenue. Las luces de Madrid entran escurridizas por el cristal de la ventana, iluminando cada cierto tiempo esa habitación y produciendo sombras danzantes de sinuosos movimientos. Una botella de vino abierta yac

Una bailarina, de ojos azules como el océano más profundo y de cabellos negros semejantes a una noche sin estrellas, ocultaba en su corazón un deseo oscuro y perverso. Danzaba sin parar, bailaba hasta que su cuerpo cansado se desvanecía y practicaba hasta altas horas de la madrugada. ¡Ganar, ganar, ganar! Se repetía sin cesar. Se celebraba en su ciudad un concurso y ahí podría mostrar la grandeza de su talento especial. Deseaba con todas sus fuerzas quedar la primera y soñaba con inclinarse ante miles de ojos al son de los aplausos. Si lograba eso ya nada sería imposible, r

Mis ojos miran enrabietados esa sonrisa de medio lado que adorna tu rostro. Noto como mi cuerpo tiembla ante la furia que me arropa bruscamente. Tus dedos se acercan a mi mejilla y me acarician creando en mi piel marcas ardientes que van formando líneas. Mis piernas fallan por un segundo y puedo apreciar perfectamente como nuestro alrededor se desvanece dejándonos solos. Idiota. Mis manos se cierran en puños y mi mandíbula se tensa, mientras tu sonrisa se convierte en una lobuna; cosa que hace que mi corazón desaparezca creando un agujero negro que poco a poco se va agrandando. No puedo apartar la mirada d

Sentada en la  ventana, mis ojos observan la ciudad que va despertando poco a poco. Llevo el cigarro a mi boca y aspiro profundamente, cerrando los ojos ante la sensación de paz y ese hormigueo en mi estómago. La brisa primaveral acaricia mi piel y llena mi habitación de un olor a pan recién horneado y a rosas del balcón del piso de al lado. Suelto el humo despacio, haciendo que un hilo grisáceo ascienda danzando hasta que se desvanece. Los primeros sonidos de la calle llegan a mis oídos y miro hacia abajo para ver como los dueños de la cafetería abren para dar comienzo a una nueva jornada, como una chica rubia atraviesa la acera adoquinada

Una carcajada, pegadiza, un poco aguda, divertida. Sus pequeñas manitas intentan aplaudir mientras una sonrisa alegre va surgiendo en su rostro al ver algo divertido para él. El verde de sus ojos enormes es el centro de atención de la mujer que le mira. Ella ríe al escucharle y nota como su corazón va aumentando en su pecho hinchado de felicidad. La joven sentada en la alfombra, en frente de él, acaricia su piel blanca tan suave como el melocotón, aquella que está adoptando un tono rosado cuando su carcajada aumenta. La mujer se pone bizca sacando la lengua y el bebé vuelve a re&

Rozó con las yemas de los dedos ese rostro terso, ¿cómo podía ser tan afortunado de lograr degustar tal… perfección? Ronroneó deleitándose de esa satisfacción que le hizo producir un gemido ahogado, surgiendo de sus internos deseos. Su mano temblaba ¿Y si desaparecía? ¿Y si se desvanecía? La acarició deslizándose con cuidado, como si fuera una fina placa de hielo que podría resquebrajarse en cualquier momento.  Suspiró y acercó su cara al cuello frío de la joven que yacía en el suelo de madera húmeda y putrefacta. Juntó la punta de su nariz en esa piel y la recorrió, respirando el aroma a lavandas. Inspiró su olor impregnándose de él y

Se ponen el uno al otro las vendas en los ojos. Perfecto. Así.  Aunque… ¿estarán  preparados para esto? Bueno, sólo se puede saber de una única manera. Oh, por favor basta de galantería y formalidad, que dejen a un lado esas reverencias y empiecen ya. Se sitúan en frente, tan juntos que sus alientos se funden en uno solo, tan próximos que pueden escuchar los latidos de su acompañante. Se aferran de la mano, temblando, mientras disponen la otra tras sus dorsos. Ambos se sienten excitados y acongojados, cogen aire y aguantan la respiración. Se entabla ese extraño baile, e indecisos y angustiados, dan el primer y torpe paso. Se desplaza

Mira al frente sin parpadear cuando notes que te quedas sin fuerzas, siempre a un punto fijo. Retiene las lágrimas, aunque tus ojos se aneguen. Si los cierras, aunque sea solo un segundo, cada gota se desbordará por tu rostro sin que lo puedas impedir. No debes dar una satisfacción tan dulce como esa. Aguanta, ignora el nudo en tu garganta que te impide respirar, duele lo sé, y soporta ese peso en tu pecho que te oprime por dentro. Intenta respirar poco a poco, siempre a un ritmo lento y constante. Te puede ayudar el morderte el labio inferior, céntrate en la sangre que poco a poco saboreas en tu boca. Traga saliva pese al escozor. Aparenta